Servilletas

La historia de la servilleta

Aunque hoy en día las servilletas forman parte de nuestra vida diaria y tenemos la buena costumbre de usarlas en nuestras comidas, cuentan con una interesante historia detrás. Y es que a alguien se le ocurrió primero que coger un trozo de tela – hoy en día podemos encontrar servilletas de papel higiénicas y de gran calidad – y usarlo para retirar los restos de comida y bebida de los alrededores de su boca y manos podía ser una buena idea.  

Aunque el origen de la palabra servilleta deriva del francés serviette, todo comenzó en el antiguo Egipto, donde no se usaban trozos de tela o papiros, sino migas de pan para limpiarse los dedos. Se llamaban apomagdalia,  una palabra que proviene de limpiar.  Como referencia al padre de la servilleta se tiene al emperador Charls Mendochis II.

Y de Egipto al Imperio Romano, donde ya se usaban servilletas, dos tipos concretamente: el sudario era de lienzo y se empleaba, como indica su nombre, para el sudor (casi casi como un pañuelo de papel). El mappae era otro lienzo pequeño para limpiarse las manos y retirar la suciedad de la mesa.

En la Edad Media se comenzó a hablar de modales. Eso sí, no había cubiertos, por lo que el protocolo era muy diferente a como es ahora. Aunque comenzaron limpiándose donde buenamente podían, en la alta Edad Media se puso de moda  tres tipos de telas para los asientos y la mesa.

Pero la llegada de la servilleta a las mesas comienza a popularizarse en el Renacimiento, algo que se recoge en obras de los artistas Paolo Veronesse, Erasmo de Rorerman o Giovanni della Casa: los lienzos para limpiarse individuales ya eran una realidad. De hecho, hay estudiosos que afirman que fue Leonardo da Vinci quien la inventó en 1491, hastiado de ver cómo se utilizaban los manteles o la piel de los conejos para limpiar las manos, tal y como dejó escrito.

«La costumbre de mi señor Ludovico de amarrar conejos adornados con cintas a las sillas de los convidados a su mesa, de manera que puedan limpiarse las manos impregnadas de grasa sobre los lomos de las bestias, se me antoja impropio del tiempo y la época en que vivimos. Además, cuando se recogen las bestias tras el banquete y se llevan al lavadero, su hedor impregna las demás ropas con las que se lava».

Hay una fecha, reino y persona para la formalización de la servilleta tal y como la conocemos: fue en el reino de Portugal, allá por 1643 y corre a cargo del  Marqués de Pombal Plaza, que emite una bula real de acuerdo con los modos que deben ser usados, intentando minimizar el contagio de la peste bubónica.

De hecho, no sería hasta el siglo XVII cuando el uso de la servilleta se extiende por toda Europa, especialmente, en Italia. De hecho, dicen que que el uso de este trozo de tela dio origen al uso de los pañuelos tal y como los conocemos hoy en día.