¿Una piscina en la terraza? ¡Y porqué no!
Muchos de nosotros asociamos los veranos de nuestra infancia a un huerto en medio del campo con una magnífica piscina que había que poner a punto cada verano: primero vaciándola, limpiándola a fondo, llenándola con agua del pozo y por supuesto, realizando los tratamientos para piscina pertinentes para asegurarnos de que no proliferan algas, insectos y además no afecta a nuestros tejidos. Sabemos que es una ardua tarea pero el resultado merece la pena, ya que es una actividad que también puede convertirse en un pretexto para pasar el domingo en familia, yademás al fin y al cabo el resultado lo disfrutaréis todos durante el verano.
Pero si no tienes un huerto y sigues queriendo disfrutar de un chapuzón al llegar a trabajar con una cervecita y un libro en tu piscina exclusiva también puedes hacerlo fácilmente y por muy poco dinero. Y es que aunque las piscinas públicas o clubes deportivos nos ofrecen la posibilidad de sumergirnos en piscinas olímpicas de gran capacidad, no hay nada como la tranquilidad del hogar, con las posibilidades que nos abre para relajarnos, facilitar el entretenimiento de los peques, o para disfrutar de un refresco tras una divertida barbacoa entre amigos.
La solución pasa por ir a tiendas de bricolaje, casa y jardín y encontrar una piscina montable que se adapte a nuestro espacio disponible, estructura (mucho cuidado si piensas colocarla en un balcón o terraza pequeña, ya que este tiene que soportar la carga de la piscina y del agua), nuestras expectativas y presupuesto. En el mercado podemos encontrar alternativas verdaderamente espectaculares, desde pequeñas para meter poco más que los pies, jacuzzis rústicos con exterior de madera o algunas de poco más de un metro de profundidad y un par de metros de diámetro. En este caso, el mantenimiento es especialmente importante ya que emplearemos agua potable de nuestra instalación sanitaria, por lo que más que nunca deberemos cuidar el gasto.