Por qué es tan importante secarse las manos
No está de más recordarlo: antes y después de ir al baño debemos lavarnos las manos. Una cuestión de salud e higiene que ayuda a reducir la cantidad de gérmenes y bacterias presentes en nuestra piel por el mero hecho de tocar y usar objetos cotidianos. Pero a veces se nos olvida secárnoslas o no lo hacemos adecuadamente. Craso error.
Tan importante como tener claro que debemos emplear un jabón especial para las manos que cuide de nuestras extremidades y que debemos aplicarlo cuidadosamente por las palmas, dedos y pliegues, es saber que después del lavado debemos secarlas con igual cuidado, sin dejar zonas húmedas.
Está demostrado que la cantidad de bacterias y gérmenes presentes en la piel se reduce tras secarnos porque la humedad es propicia para su crecimiento y reproducción: si nos dejamos las manos mojadas, la propagación de gérmenes es 500 veces superior a si estas estuvieran completamente secas.
En casa es sencillo y habitual acudir a la toalla, pero es en espacios públicos donde es más frecuente que nos olvidemos o que, en el caso de haber dispensadores de toallas de papel, estos estén vacíos, teniendo que acudir al viejo recurso de sacudirlas o secarlas en la ropa, algo que deja parcialmente húmedas nuestras extremidades.
En estos casos, lo más eficiente y cómodo es acudir a un secador de manos. Estos dispositivos eléctricos generan un chorro de aire pulsar un botón o detectar nuestra presencia mediante sensores, algo que secará nuestras manos completamente en cuestión de pocos segundos.
Con un secador de manos nos aseguramos de tener un elemento siempre a punto para un secado completo y eficaz de nuestras extremidades. Además, un secador de manos eléctrico es un elemento que permite un secado de lo más higiénico, al evitar el contacto de otros elementos situados en los baños de uso público.